Hija de su padre

Buenos días amiguitos y amiguitas. Hoy es viernes, por fin, especialmente para aquellos que tenéis la fortuna de tener trabajo. El viernes, no obstante, es un día especial, aún para aquellos de nosotros que estamos en situación de desempleo, jodidos, y además nos lo merecemos. Hago esta afirmación rotunda en base a las supuestas palabras, durante el pleno del miércoles en el congrio-eso, pronunciadas por Andrea Fabra, sí, la hija de su padre, Carlos Fabra quiero decir. Parece ser que durante los furibundos aplausos y vítores, subsiguientes a la presentación del plan de austeridad número 17.528, presentado por el todavía presidente del des-gobierno, la susodicha, ante la  presentación de los recortes relativos a la prestación por desempleo habría,  presuntamente, exclamado: “que se jodan”.

Bien, ya lo estamos señorita. Claro está que usted no puede saberlo. Si mi papá hubiese sido un político al frente de una entidad imprescindible como una di-puta-acción, si mi papá hubiese podido promover la construcción de  aero-muertos, como el de Castellón, si mi papá, en lugar de contable, hubiera elegido una profesión de tanto prestigio y alcurnia como la política, yo tampoco lo sabría.

En cualquier caso si mi padre, mis padres, hubiesen podido regalarme una educación de privilegio, como sin duda hicieron con usted, si me hubiese codeado con lo más granado de la alta sociedad, como sin duda ha hecho usted, si frecuentase con la misma naturalidad los mercados, para mercadear votos, y los locales más exclusivos, como sin duda ha hecho usted, mi padre, se habría encargado de enseñarme esas lecciones de educación y respeto hacia los demás que siempre le caracterizaron, algo que, evidentemente, no han hecho con usted.

Mi padre era una persona de otra generación, aferrado a la palabra, el honor y la educación como bandera que esgrimir, como  un escudo de armas que pudiese caracterizarle en batalla. Otros, incluida usted señorita, optan por esgrimir el poder, la displicencia, la chabacanería, el mal gusto y la falta de educación. Sin duda usted se encuentra a un nivel más elevado. Usted se encuentra por encima de esa plebe a la que detesta y que solo le interesa, de manera ínfima, cada 4 años. Usted forma parte de esta sociedad neo-feudal en la que como caballeros frente a siervos de la gleba, se dejan aplaudir y vitorear pero no pueden ser, ni siquiera, rozados por aquellos pobres desgraciados que bastante tienen con que les dejen comer.

Usted es un perfecto ejemplo de lo que hemos permitido y tolerado. Que alguien sin mérito especial, ignoro si en la privacidad de sus dormitorios o armarios o alfombras tendrán alguno, entiendo que sí, se han elevado por encima de nosotros como si necesitásemos su guía, su liderazgo. Como si les necesitásemos. La realidad, se lo aclaro señorita, es que están ahí por ser personas sin escrúpulos, sin educación, sin capacidad alguna, excepto la de manipular y extorsionar sentimientos.

Supongo que bajo su lencería de La Perla usted esconde sus verdaderas capacidades, a flor de piel, y también, claro está, en el DNI, donde dice, hijo de. Solo un recordatorio, ustedes están ahí de manera provisional, no lo olvide, puede que a no mucho tardar, usted tenga que comprar su lencería en un supermercado de barrio, puede que tenga que hacer cola junto a esos menesterosos que detesta, puede que tenga que anunciarse ofreciendo todo tipo de servicios, que ahora prestará de manera gratuita con quien usted desee, faltaría más, a cambio de una ayuda económica, o puede ser que tenga que trabajar de cajera en el mismo super de barrio que nunca soñó pisar.

En cualquier caso, aquí, en medio de esta gleba paciente, doliente, mendicante y pasiva, aún somos miles, millones, los que le podamos dar, a usted y a su señor padre, lecciones de educación y de saber estar, entre otras cosas. No tire tanto de la cuerda, se lo recuerdo a usted y a todos los que son como usted, hay un viejo adagio que dice que si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos.

De todas formas deseo, de todo corazón, que esas supuestas palabras nunca salieran de sus labios, supongo que usted y las autoridades in-competentes, se apresurarán a negarlo, de todas formas me gustaría que no hubiese sido así. El problema es que, conociéndoles como les conocemos, lo creo posible. Puede que la próxima vez, ante los recortes de sanidad que dejen a un enfermo de cáncer sin quimioterapia alguien decida expresar su acuerdo exclamando: “que se jodan”. El cáncer, como la vida misma, como la justicia divina, nos alcanza a todos, ténganlo en cuenta y, por favor, si no es mucho pedir, acuda con más frecuencia a cursos de buenas maneras que a la peluquería, al casino, a los locales de alto standing, o donde tenga a bien pasar sus ratos libres y piense, si es que sabe, si es que puede, en lo privilegiado de su situación, y en que las cosas que no cuesta trabajo obtener, esas que Dios te da, Dios también puede quitártelas.

  

Bss