Buenos días amiguitos y
amiguitas. Me gustaría desearos una Feliz Navidad. Ignoro si esto es algo políticamente
correcto, quiero decir que dada la creciente tendencia a celebrar bautizos civiles
y otros festejos de similar catadura tal
vez ahora esté mal visto y debamos proceder a celebrar una suerte de Navidad
descristianizada, ya digo que lo ignoro, si bien no paso por alto el hecho de
lo significativo que resulta que un/una gilipollas decida bautizar civilmente a
su/s vástago/s, introduciéndoles en su papel como ciudadanos (sic), con lo
sencillo que resulta obviar dicha ceremonia y lo extraño que es, en mi opinión,
festejar un bautizo sin bautizo, una boda sin boda, o un partido de fútbol sin
balón.
En fin, no me digáis que no hay
motivos para celebrar y festejar, para regodearnos en una suerte de hechizo multitudinario
que saca lo mejor de nosotros mismos. En un ensueño místico que te lleva a
saludar con efusividad al vecino insoportable, a tolerar el uso privativo del
espacio común, el abuso de elementos pirotécnicos que ponen histérico a tu
perro, los vómitos, micciones y defecaciones humanas distribuidos por la vía pública,
etc.
En la vida común, la normal, en
esa donde no hay dinero, recursos, ni contactos para celebrar el bautizo civil
de tu hijo o hija, en esa implacable realidad de hipoteca impagada, de prestación
por desempleo agotada, de falta de ingresos, de búsqueda infructuosa de trabajo, en esa vida hay mucho que celebrar
también.
Huelgas de transportes públicos
que te obligan a salir de casa hora y media antes de lo habitual y regresar
hora y media más tarde de lo cotidiano. Huelgas de los servicios sanitarios que
te fuerzan a cambiar tu visita al médico de cabecera para la revisión del forúnculo.
Huelga de los servicios de limpieza que te permiten percibir el suave y dulzor
aroma de los residuos biológicos desparramados por las aceras o contenidos,
prudentemente, en tu propia casa. Huelga decir lo mucho que fomentan en mí el
espíritu navideño, el cristiano y el civil.
Siempre tiendo a posicionarme del
lado del trabajador, siempre, pero a no a cualquier precio, no a mi propia costa.
Esa tendencia fascistoide y
totalitaria de pensar que si no tragas y te solidarizas con los trabajadores en
lucha es porque eres uno de los peores
entes parlantes que se pasean por este valle de lágrimas me resulta pueril,
pobre, triste e irritante. Por qué no prueban los conductores de metro que
perciben 30.000 o 40.000 al año a solidarizarse con los menesterosos de
contrato eventual que si se personan en su puesto de trabajo media hora tarde
deben recuperarla bajo amenaza de perder su empleo?
Por qué el personal sanitario,
sin duda maltratado, no piensa que la privatización de la gestión no es más que
la realidad que llevamos percibiendo todos los trabajadores de la privada
durante toda nuestra vida laboral?
Por qué los educadores piensan
que lo más importante es mantener educación para la ciudadanía y generar
alumnos con conciencia social, sepan o no las cuatro reglas?
Por qué tanto mediocre e incapaz
puede campar por sus respetos y hacer de su capa un sayo pasando por encima de
mis derechos o preferencias?
Por qué tanto medio de in-comunicación les hace el caldo gordo y fomenta la solidaridad con personas o colectivos privilegiados durante décadas?
Por qué si un periódico destapa
el latrocinio atroz, contuMás, descarado y desvergonzado, el fiscal de turno
persigue al periódico y no a Alí “Más, Más” y los 40 trincones?
Por qué yo no tengo cuentas en
suiza?
AdeMás, el año que viene será
2013. Se me ocurre, en mi calenturienta y rijosa imaginación, que dado que el
año próximo es año con rima, tal vez debamos prepararnos para prestar, de grado
o por la fuerza, unos servicios civiles adicionales a los padres de la patria.
Bss
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