Buenos días amiguitos y
amiguitas. Vuelvo a la senda de la prosa, firme y clara, con una fábula sobre
un individuo cualquiera. Alguien que podría ser yo, o si Dios no lo remedia,
cualquiera de nosotros.
( Cualquier parecido con la
realidad es mera coincidencia. Igualmente se hace constar que la asociación
americana para la protección de la naturaleza ha supervisado este ejemplo,
asegurándose que ni el escritor, ni el protagonista, han sufrido daño alguno
durante el desarrollo del mismo)
Pedro Pérez Baticola, cual la
academia española…es un trabajador en paro. Tiene 44 años, más de 20 años de
experiencia como comercial. Ha trabajado en diferentes empresas de diferentes
sectores de actividad. Debería ser pieza cotizada en el mercado laboral, pero
por diferentes razones, que no vienen al caso, no consigue un empleo, es más, es
realmente difícil para él conseguir una entrevista de trabajo.
Hoy es un día especial, no
obstante. Pedro Pérez ha conseguido, después de dos meses de lucha infructuosa,
una entrevista. Se trata de una pequeña y joven empresa que está intentando
hacerse un hueco en el sector de la automoción. Pedro está ilusionado y
nervioso, la oferta y más que la oferta, la posibilidad de trabajar para una
empresa de esas características le atrae
sobremanera, amén de que el dinero se acaba y es preciso obtener ingresos
regulares.
Por lo demás es un día ajetreado
para él. Ha concertado la entrevista para la una de la tarde. La sede de la
empresa está situada en un polígono industrial a las afueras de la ciudad por lo
que tendrá que utilizar su vehículo particular, con el agravante de que tiene
cita con su médico de cabecera para las
15.30 horas, debido a un molesto forúnculo que le tiene, digamos por no dar más
señas, eso, molesto.
Le espera un raid de aventura, en
el que, cual participante del Dakar, tendrá que llegar, hacer la entrevista,
comer algo rápidamente y llegar al centro de salud.
Se ha vestido con pulcritud,
uniforme de trabajo, traje, corbata, maletín, currículum, bolígrafo, etc. Se
dispone a salir con tiempo suficiente, uno siempre ignora los caprichos del tráfico
rodado. No obstante, hombre previsor, ha incluido entre su equipo de campaña su
GPS, no vaya a ser que se pierda, llegando tarde a la entrevista y dando al traste
con sus aspiraciones.
11.45 El primer inconveniente
surge nada más abandonar su domicilio. Hace un calor infernal. Parece que una
ola de viento africano ha tenido a bien visitarnos. Temperatura a esa hora de
la mañana, 42º centígrados. Pedro suda profusamente al introducirse en su vehículo.
Este, perfectamente aparcado junto a la puerta de su casa, ha permanecido al
sol desde las 6 de la mañana. Temperatura interior 63º centígrados. Después de
bajar ambas ventanillas, conectar el climatizador, seleccionando la temperatura
interior en 2 grados bajo cero y escuchar un ruido poco halagüeño de su motor, se
dispone a conectar su GPS.
Diez minutos después, una vez
encendido y apagado el aparato en 72 ocasiones, descubre para su sorpresa, que
la dirección de la empresa sita en la calle Almirante Jiménez Dávila Chueca de
las Altas Cumbres, nº 3, parcela 20, nave 2, no puede ser localizada por su
GPS. Debido a la restricción presupuestaria a la que Pedro se ha visto sometido,
por su condición de desempleado, no ha podido por menos que olvidar
completamente que su GPS es del año 2006 y necesita, con carácter urgente, una
actualización. Hasta el punto que un día,
con pasmo absoluto por su parte, una dirección de la calle Gran Vía figuraba en
su GPS como Avenida de José Antonio número tal…
12.15 Sudando, como cualquier
corredor de maratón, arranca y sale disparado hacia su destino. Sabe más o
menos como llegar al polígono industrial, ya que hace poco era un erial que solía
contemplar desde su coche. Hectáreas de terreno baldío que, en 18 meses, se han
convertido en el tercer polígono industrial, por tamaño, del país. Cuenta
solamente, y esto es auspicioso, con 18.753 naves industriales, de las cuales
están desocupadas 18.750. No le será difícil, por tanto, dar con alguna donde
se pueda observar actividad.
Le sorprende en su periplo, no ya
el ruido cada vez más insistente del motor de su coche, sino el lamentable estado del
firme que convierte su suspensión deportiva en un toro mecánico a 45
revoluciones por minuto. En 40 minutos de trayecto, el perfecto planchado de
sus pantalones se ha convertido en una obra de Adolfo Domínguez, no hay un centímetro
que no esté arrugado, y ha sufrido dos
dolorosas contracturas en la espalda que tendrá que comunicar en la visita
posterior al médico.
12.55 Llega con gran sufrimiento
y no poco sofoco al lugar de la entrevista. Se pone su chaqueta y se dispone a
presentar su mejor cara. Descubre que empresa de automoción es sinónimo de
taller mecánico, no obstante esto no le arredra.
La entrevista se desarrolla de
manera agradable. Le hacen saber las condiciones laborales. Salario 16.000 Euros/brutos
anuales. Jornada completa, a saber, de lunes a jueves de 8 de la mañana a 8 de
la tarde, con media hora para comer y los viernes jornada intensiva, de 7 de la
mañana a 7 de la tarde. El puesto tiene vocación de ser estable. Buscan una persona
que se implique, que tenga verdaderos deseos de integrarse en una organización
joven y dinámica. Muchas gracias por venir, le mantendremos informado.
13.45 Al salir e intentar
arrancar su coche descubre, con gran dolor y sentimiento profundo, que no solo
no arranca, sino que además se siente inusualmente próximo al asfalto. Al menos
tiene la fortuna de hallarse en un taller mecánico. Después de una primera
observación, con ojo de experto, el jefe de taller le comunica que, amén de dos
ruedas pinchadas, debido más que probablemente al mal estado de las carreteras,
los recortes, sabe usté?, debe existir algún problema de ventilación. Es
inútil intentar llevárselo, decide dejarlo allí para que le den presupuesto de
la reparación.
14.05 Le informan de una parada
de autobuses interurbanos que se encuentra relativamente próxima. Camina
durante 20 minutos bajo un sol inclemente. No hay más que unos tímidos retoños
de árbol, todos secos, marchitos, que no se dan sombra ni a sí mismos. Llega a
la parada donde una nota informativa de la empresa concesionaria comunica
amablemente a los usuarios, que debido a los recortes efectuados por la
consejería de transportes el servicio en días laborables se presta, no cada 20
minutos, sino cada 40 minutos.
16.00 Tras más de 4 horas de
periplo, comer un montado de jamón, una coca cola y 17 vasos de agua. Habiendo
perdido unos 4 kilos, chaqueta doblada bajo el brazo, corbata introducida en el
maletín, oliendo a puercoespín, y el rictus desencajado, hace acto de presencia,
sin esperanza alguna, en el centro de salud. Para su sorpresa descubre que, a
pesar de ser las 16.15 horas, aún están pasando los pacientes citados a las 15.05.
Al menos, una buena noticia en un día sumamente ajetreado.
18.45. Es su turno. En un
análisis rápido y conciso informa al galeno de sus múltiples dolencias. Pomada,
ibuprofeno, relajante muscular, vuelva la semana que viene si no observa mejoría.
18.45 y 30 segundos. Sale de la
consulta sorprendido, no tanto por la rapidez en la atención, sino por que el médico,
sentado en su butaca, con el aire acondicionado a tope y sin moverse, presenta
un aspecto mucho más lamentable que el suyo. Un parroquiano le informa que D.
Luis, el médico, ha pasado, gracias a una mejora en la gestión del centro,
acorde a los recortes e innovaciones implementados por la consejería de salud,
de tener que atender a 30 pacientes diarios a 75. No me diga usted que no es ventajoso.
Ahora, por fin, se está gestionando la sanidad pública como se debe.
20.00 Finaliza su día. Llega a
casa, arroja la chaqueta sobre el sofá y reflexiona sobre las 8 horas que ha
pasado fuera. Ha comprado las medicinas, un 50 % más caras, gracias al más que necesario copago. Ahora, al margen de resultarle problemático sentarse,
debido a su forúnculo, no puede permanecer sino en una postura determinada, por
las contracturas. Le han informado amablemente desde el taller que lo del coche
no es serio, 750 Euros ruedas incluidas, una ganga oiga. La empresa le ha
comunicado con suma cortesía, para más señas una tal Chari, porque la jefa se
ha pirao ya, que no ha sido seleccionado para el puesto, pero que tendrán en cuenta
su currículum para futuros procesos. Sin ir más lejos puede que le citen la
semana que viene para el puesto de barrendero del local, el sueldo es un poco más
bajo y la jornada un poco más larga, pero es una oportunidad.
No hay trabajo, las carreteras
son pistas de rally, los centros de salud matan por igual a profesionales y
pacientes, los servicios de transporte alteran la frecuencia de paso, los
polígonos industriales fruto de rentabilísimas operaciones inmobiliarias están
vacíos…..
Qué más se puede pedir?
Bss

Muy bueno, me a encantado!
ResponderEliminarSolo te ha faltado poner el peaje jajajajaj
Trsitemente, real como la vida misma...
Gracias
EliminarEstá basado, en una adaptación libre, en diferentes sucesos, lamentablemente reales.
Es triste, si
Un abrazo