Buenos días amiguitos y amiguitas, me propongo disertar hoy
sobre los acontecimientos, de volumen, acaecidos en el congreso la semana
pasada cuando unas actetistas, quiero decir,
activistas de Femen mostraron sus pechos en el Congrio-eso.
Antes de nada, para quien pueda albergar duda alguna diré,
creo que con fundamento, que no puedo ser catalogado de machista, ni
machista-leninista, ni machista a secas. No creo que un hombre por el mero
hecho de serlo sea superior a una mujer. No creo que haya esfera de actividad
donde la mujer no tenga el mismo derecho o capacidad que un hombre. Creo en las
personas, no en el sexo, me explicaré. Cuando me presentan o me presento a
alguien, no digo soy fulanito, hombre y heterosexual. No creo que nadie sea superior
a otro por razón de su sexo, sea este cual sea.
Por otra parte he de admitir que soy extraordinariamente
aficionado a las mujeres, quiero decir que me gustan, no todas obviamente, pero
siempre he manifestado que tengo una especial facilidad para encontrar un
atractivo, o varios, en una mujer.
Creo que las mujeres han sufrido una auténtica persecución
durante siglos. Creo que hay multitud de países donde aún sufren, muchísimo.
Países donde la equiparación de salarios es una auténtica chorrada en comparación
con su dramático horizonte cotidiano. Creo que existen desigualdades evidentes en
este país, España, de momento, por ejemplo, en los emolumentos percibidos. Pero
también creo que esto no puede servir para justificar cualquier cosa.
No tengo absolutamente nada en contra de que una mujer enseñe
toda o parte de su anatomía, al contrario. Por cierto, y a este respecto,
decidme si vosotras, mujeres, tenéis algo en contra de que Cristiano Ronaldo
enseñe toda, o parte, de su anatomía, o Andrés Velencoso o Hugh Jackman.
Aclaración necesaria entiendo.
Si tengo algo que decir respecto al aborto. En primer lugar
la expresión “Aborto es sagrado” es, de entrada, incorrecta. Falta el artículo
“El aborto…” o es que hemos llegado al extremo de hablar como Toro Sentado? En
segundo lugar, partiendo de que, en mi opinión, el aborto responde a una
decisión personalísima de la mujer embarazada, y en todo caso, de la
posibilidad de consenso con su pareja si la tuviese, tampoco terminé de
entender nunca la ley anterior. Dicha Ley permitía que una niña de 14 años
pudiese someterse a un aborto sin conocimiento de sus padres. Es decir, esa
niña tenía madurez para mantener relaciones sexuales completas, para acudir a
un especialista, para someterse a una intervención quirúrgica. Sin embargo no
poseía la misma madurez para adquirir un paquete de tabaco, una cerveza, o para
votar. Además la asistencia sanitaria tiene un coste, por tanto, y dado que mi
mente financiera no puede permanecer impasible ante el gasto, no apoyaría nunca
que la interrupción voluntaria del embarazo se convirtiese en una suerte de
método anticonceptivo
Ahora amenazan con acudir a iglesias para exhibir su legítima
protesta con el fin de causar el mayor impacto y provocar a la caduca
feligresía. Cuando se trataba de aprobar en las cortes la Ley para la Reforma Política,
no recuerdo si en 1976 o 77, un procurador denominaba “misérrima oposición” a
todo el frente democrático que deseaba, de forma absolutamente legítima y
necesaria, jugar un papel en el espectro político español. Fernando Suarez,
defensor de la reforma, le afeaba, de forma absolutamente magistral en mi
opinión, la conducta: “Sus ideas son tan merecedoras de respeto, por lo menos,
como las nuestras”. Estoy completamente de acuerdo. Soy creyente, católico,
aunque no practico, pero entiendo que aunque yo no comparta la opinión de la
iglesia católica sobre el aborto, al igual que sobre otras muchas y diversas
cuestiones, no creo que sus ideas, las de la iglesia, sean menos dignas de
respeto que las de Femen.
Entiendo que esto es políticamente incorrecto. Lo
progresista, lo moderno, lo auténtico es apoyar a Femen sin cuestionar nada. Lo
suyo es decir que al ver a sus activistas uno no siente el más mínimo atisbo de
deseo sexual o curiosidad morbosa. Lo suyo es seguir la corriente y sumarse a
la intelectualidad progre. No esta vez. No todo vale, al menos para mí. No todo
es defendible, mucho menos para un, como las Femen, iconoclasta.
Bss