lunes, 19 de agosto de 2013

Análisis sobre la hipocresía


 
Buenas tardes amiguitos y amiguitas, pensaba reflexionar hoy sobre lo de siempre, pero  adolezco de  vocación sadomasoquista, así que me ha venido a la mente una forma, quizá demasiado sutil, de referirme a eso, a lo de siempre. Tal vez sea algo tangencial, pero que a mi modesto entender ejemplifica, sin lugar a dudas, la razón, una de las razones, por las que no somos Alemania, o Suecia, o Noruega, etc.

Si comienzo diciendo que Herodes, si, Herodes, el que celoso de su reino en la tierra mandó ejecutar a los tiernos infantes en previsión de la llegada de Aquel destinado a reinar, (Jesucristo, aclaro para víctimas de la Logse), decía que si comienzo refiriéndome a él como un hombre incomprendido e infravalorado, los gritos, golpes de pecho, los insultos, y demás parabienes inundarían estas y otras páginas.

Somos unos hipócritas, mejor dicho, permitidme que por una vez me saque a mi mismo de tamaña generalización, SON UNOS HIPÓCRITAS. Hemos construido, tal vez hemos dejado que los de siempre construyan, una sociedad en la que sin parar de realizar elogios hacia “lo social”, el interés social, el gasto social, los fines sociales, etc…todo eso, lo social, se ha postergado en un ejercicio continuo y desmesurado a favor de lo individual.

Una de las manifestaciones más llamativas y alarmantes es la completa falta de freno, trabas, límites, educación o responsabilidad exigible a los tiernos infantes, tengan estos 2 años o 17. Se ha convertido en algo absolutamente habitual que sea la sociedad la que deba cargar con una parte no desdeñable del peso de esos tiernos infantes. Es más que habitual ver como los sufridos progenitores se acomodan en una terraza en verano, o en una playa, soltando el bozal y las correas que limitaban la capacidad de actuación de su progenie. Si un tierno infante corre como un extra de 28 días después, profiriendo alaridos y babeando, salpicando a un bañista o llenándole de arena, o más simplemente, turbando con su atiplada voz de tenor o soprano, el también merecido descanso de cualquier ciudadano, nos encogemos de hombros, e incluso tememos llamar la atención de los padres de cara a que les suministren el bocata de nocilla con lexatín que reclaman a gritos, nunca mejor dicho.

Es decir, me pregunto, por tratarse de un, o una, tierno infante, o infanta, tengo la obligación de colaborar en la educación del mismo, o la misma? Tengo que sufrir y padecer, sobrellevar la parte alícuota de tormento a fin de que sus progenitores puedan tener 17 segundos de paz? Me respondo con otras dos preguntas, participé de forma activa en la concepción o proceso de elaboración de dichos infantes o infantas?

Cuál sería la reacción de los progenitores si soltase a mi perro por la playa y corriese sin freno entre las toallas y, para mayor abundamiento, hiciese sus necesidades sobre la toalla de uno de los citados progenitores? Me puede aclarar alguien la diferencia entre ambos casos, por favor?

Me parece escuchar cientos de voces que se alzan a coro para decir que esos niños o niñas son personas. Si? Seguro? Eso los convierte en seres superiores, claro. De los que 16 años después van a esa misma playa con el equipo de música para que todos, los 157.000 bañistas, puedan disfrutar de su música de elevada calidad. O que pasan con sus flamantes vehículos, tuneados a ser posible,  atronando calles y plazas, con el reggaetón, porque ellos lo valen.

Si tengo que participar en su educación, por cojones, también tendré cierta autoridad, no? Ah claro, lo olvidaba, EL FIN SOCIAL. Y si lo que nos preocupa es el bien social, el de la sociedad, el de todos, por qué los hay que tienen más derechos? Por qué los hay que pueden hacer un uso privativo de un bien común? Por qué los hay que tienen todo el derecho a ejercer sus supuestos derechos por encima de los de los demás?

Nos escandaliza que alguien pegue un tiro a un niño porque no le dejaba dormir. No nos escandaliza que no le dejen dormir, que sea algo habitual. Nos escandaliza que un profesor le pegue un sopapo a un adolescente. No nos escandaliza que haya “docentes” que no peguen ojo los días laborables por el pavor a enfrentarse a unos tiernos infantes. Nos escandaliza que tengamos una tasa de paro juvenil del 50%. Pero no nos escandaliza que en televisión se haga elogio permanente de unos neandertales y “neandertalas” cuyo único mérito es tener unos cuerpos de fábula y competir por demostrar quien es más chulo o chula o más puta o puto.

SON UNOS HIPÓCRITAS, de mierda, pero HIPÓCRITAS. Se hacen cruces ante los efectos, pero nadie se preocupa de las causas. El único efecto es que a ellos les votan, la única causa es que todos pagamos las consecuencias.

 

Bss

 

P.D.: Con esto no quiero promover el uso de armas de fuego para apaciguar a los niños que tan graciosamente juegan donde buenamente pueden. Solo contestadme, cual es la reacción de esos mismos niños, ya creciditos, cuando alguien hace ejercicio de un derecho y ellos se sienten molestados?