Buenos días amiguitas y
amiguitos. La verdad es que hoy, Domingo de Resurrección, día de celebración
para muchos, de asueto para aún más, y
de vacaciones para unos cuantos, no sería, en principio, día idóneo para
filosofar sobre cuestiones graves,
incómodas y desasosegantes. Ayer escuchaba en un programa de radio otra
reflexión, muy del gusto de los liberales, a cerca de lo insostenible del
sistema público de pensiones. En un país, patio de monipodio y cuna de notabilísimas
y excelsas excepciones como este, en el que el carpe diem, la desinformación,
el mirar para otro lado, la permanente pose optimista y, en el fondo, el Dios
proveerá, el sustento futuro tiende a dejarse de lado. También, es algo obvio,
la cruda e implacable realidad nos ha impedido, a un número no pequeño, la
posibilidad de pensar a largo o muy largo plazo, obligándonos a vivir al día,
sin posibilidad real de presupuestar sobre los garbanzos futuros cuando los
presentes se manifiestan menguados, cuando no inexistentes.
He observado, como todos
vosotros, que las cuestiones de la economía doméstica se tienen perfectamente
estudiadas y muy a gala, haciendo incluso pública ostentación de lo bien que
gestiona cada mochuelo su propio olivo. Sin embargo, cuando de cuestiones de
contabilidad pública se trata desaparece ese sentido común, ese frío análisis y
esa capacitación, cuasi doctoral, de gestionar los recursos. Nos inquieta,
cuando no ofende, que el mínimo menoscabo de la cosa pública se presente como
instrumento eficaz de gestión, o medio necesario, para la prestación de
servicios.
Las pensiones, la ayuda a la
dependencia, los hospitales públicos, la atención primaria, etc…, descansan en
un sistema que es, digámoslo claro, alto y de una vez, INSOSTENIBLE. Me gusta
esa situación? Evidentemente no. Es deseable? Evidentemente no. Es evitable?
Probablemente no.
Pensad, por un momento, en
vuestra economía doméstica. Un ejemplo: una persona o persono, que vive sola o
solo, ingresa por su trabajo 1.000 € mensuales, un privilegiado, quien nos lo
iba a decir. Supongamos que debe afrontar los siguientes gastos mensuales:
Alquiler, 400€. Luz 25€. Gas 25€. Manutención 300€. Transporte 55€. Móvil 30€.
Internet 30€.Agua 15€. Ese total de gastos, 880€, dejan un saldo de 120 Euros
mensuales. El ejemplo carece de coche, seguro médico, dental, no invierte un
solo euro mensual en vestimenta y/o aderezo y, por supuesto, no dedica nada al
ocio, léase cine, teatro, literatura, masajes, viajes, etc. No entrega cantidad
alguna a ONG´s. No destina parte alguna de su renta a agasajar a su
madre/padre, muchacha o muchacho alguna o alguno. Y, por descontado, no
fuma. Pero, y si lo hiciera? Y si
contratase un seguro médico por 40€ mensuales? Y si paga 50€ de letra de
coche?, que a fe mía sé que es muy barato, si las letras de un coche fuesen de
50€, al tener 5 letras la palabra, el coche costaría 250€, o no? Y si
contratara un servicio mensual en el gimnasio “El michelín Feroz” por 30€? Y si
destina 100€ a ocio, nocturno o diurno? Sus gastos ascenderían a 1.100€
mensuales. Se pasa. Conclusión? No gasta. Ni seguro médico, ni gimnasio, ni
coche, ni ocio, ni, ni, ni…
Y en lo público? En lo público sí
hay que gastar? Y cómo proceder, si los gastos superan a los ingresos? Ahh, me
parece escuchar a alguien al fondo de la sala, la deuda pública, la
financiación del sector público, los impuestos. Y, digo yo, un particular, como
el del ejemplo, también podría solicitar a su banco un préstamo, o dos, o tres,
pero al final, que ocurriría? El banco dejaría de prestarle ante su
imposibilidad de devolver lo prestado.
La deuda pública, letras del tesoro, bonos del
estado, etc., es adquirida por aquellos que ante un exceso de tesorería y buscando
una forma de inversión sin riesgo prestan dinero al estado con la seguridad de
recuperar su inversión y obtener una pequeña rentabilidad. Los impuestos se
obtienen de las detracciones de las rentas de los individuos, los directos, y
del gravamen de una manifestación de la capacidad económica, los indirectos. El
estado puede también financiarse a través de alguna otra vía. No obstante, al
final, ese dinero para el gasto público procede también de nuestros menguados
recursos. Y si el estado demuestra una incapacidad para hacer frente a sus
obligaciones de pago los inversores que compran deuda pública dejarán de
adquirirla.
Al favorecer un sistema de más
competitividad y productividad mediante reducción de costes las nóminas son
menores, los impuestos directos recaudados son menores, las cotizaciones son
menores. Al prolongarse la esperanza de vida el número de perceptores de
pensiones se incrementa. El número de personas en situación de dependencia
crece. Estamos volviendo a un sistema en el que se prima la contratación de
mano de obra cuasi esclava, becarios, trabajadores en formación, etc.. en aras
a reducir los costes salariales y mejorar, por tanto, la competitividad. Pero
si te expulsan del mercado laboral con 50 años para contratar a personas de 25,
sin experiencia en ese momento pero a un coste menor, como vas a poder
jubilarte a los 70 años? Y cómo vas a vivir de los 50 a los 70?
Estamos ante las primeras
manifestaciones de un mundo estilo “Fuga de Logan”, en el que a los 35 años te
jubilen, por cremación o similar, para de esta forma hacer sostenible el
sistema? No hay soluciones fáciles para los problemas sencillos. Pero sí tengo
clara una cosa. Cuando escucho, leo, o veo, cómo algunos privilegiados del
mundo de la cultura, en su ignorancia, o lo que es aún peor, mintiendo,
luchando por unas ayudas que no necesitan, claman al cielo, rompen sus
vestiduras y ponen pies en pared, exclamando que el porno paga menos IVA que el
teatro. (Aclaración: lo que paga es el soporte, EL SOPORTE, las revistas porno
pagan el 4%, igual que los periódicos. Las películas porno pagan el 21%, igual
que las de Almodóvar). Cuando observo mareas verdes, blancas, negras,
amarillas, sin duda muchas de ellas cargadas de razón en su fondo. Cuando
escucho como se exige la prestación de unos servicios públicos universales, gratuitos
y de la máxima calidad siempre me pregunto, y creo modestamente que todos
deberíamos hacerlo, y cómo lo pagamos?
Por qué no tenemos el mismo rigor
al analizar la economía pública que la privada o propia de cada uno o una? Será
porque como nos aclaró Carmen Calvo, ex ministra de cultura de Zapatero, “el
dinero público no es de nadie.”
Bss
P.D.: Este es un espacio de
reflexión e INTERCAMBIO de ideas. No puedo hablar con cada uno y una de
vosotros y vosotras ni la mitad de lo que me gustaría. Y lo que me gustaría es
menos de la mitad de lo que la mitad merecéis (ya me entendéis). Así que, por
favor, agradecería poder leer vuestras opiniones. Pido, y si no es bastante,
humildemente, ruego, que escribáis. Muchas, muchas gracias tessssooooros.
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